viernes, 5 de diciembre de 2008

El tren de la vida


Bueno, y como en este 2008 todo son celebraciones por los 80 años de Carlos Fuentes, pues yo no me podía quedar atrás. Rescato un fragmento de su novela Los años con Laura Díaz.

"No era posible tener el arte y la vida al mismo tiempo y Laura Díaz acabó por agradecer que la vida predeciese al arte porque este, prematuro o incluso pródigo, pudo haber matado a aquél"

Este pequeño párrafo me impactó mucho, tanto, que inmediatamente lo anoté en la libreta que siempre cargo conmigo. Para mí, estas frases constituyen una especie de esperanza. Una mirada al horizonte, un suspiro profundo que me dice que tal vez si voy por buen camino.

Me encanta viajar, y me fascina haber vivido en ciudades tan diferentes en los últimos años.

Pero a veces, no puedo evitar preguntarme y ¿qué hubiera pasado si siguiera viviendo en México? ¿Dónde estaría en este momento? Llegar a un país, a una ciudad nueva, siempre constituye una especie de reto. Comienzas de cero. Nadie te conoce, no tienes amigos. Digamos que no eres nadie.

Y sin embargo para mí es como una bocanada de aire fresco, todo un mundo por conocer, calles por las que nunca había transitado, platillos que nunca había probado, palabras nuevas que comienzan a pegarse en mi vocabulario, gente con una visión del mundo completamente diferente a la mía. Esta sensación se ha convertido en una especie de adicción, siento la adrenalina correr por mis venas cada vez que llego a un nuevo lugar. Y una vez que ya estoy instalada, ya hice mías las calles, tengo amigos, y me siento cómoda, ese sentimiento de emoción desaparece, y llega la rutina. Y nunca me ha gustado la rutina.

Y si, es maravilloso vivir de esa manera, pero debo confesar que hay momentos en que tengo la sensación de que si tan sólo me quedara por más tiempo en un sólo sitio, podría haber conseguido más cosas, por lo menos en el terreno profesional.

Y no es que no esté satisfecha. He tenido la suerte de haber trabajado en cosas relacionadas con mi carrera en cada una de las ciudades dónde hemos vivido. Pero ¿y si me hubiera quedado?

Por eso me identifico tanto con la reflexión de Laura Díaz. Porque creo que todas estas idas y venidas, todas estas mudanzas, y aviones y acentos diferentes, significan algo. O deberían significar algo. Quizás tenía que conocer el mundo antes de empezar a escribir sobre él.

Y si el reconocimiento profesional se tarda un poco más, pues que se tarde, no tengo prisa.

Tengo todo el tiempo de mundo porque todavía me faltan Asia, África y Oceanía.


No hay comentarios: