lunes, 24 de noviembre de 2008

Los usurpadores de cuerpos


Ayer por la noche, me desvelé viendo la película "The Invasion", tercer remake de una de las obras maestras del cine fantástico; "La invasión de los ladrones de cuerpos" de Don Siegel.
Me sorprendí mucho al percatarme de que lo que pasaba en el film, tenía relación directa con un acontecimiento de lo más extraño que tuvo lugar hace algunos días, en mi propia casa.

Por razones diversas, me vi obligada a recibir a dos personas, solamente por un día.

Los individuos llegaron muy entrada la noche, y desde que entraron por la puerta, supe que había algo extraño en ellos. No sólo era su total y absoluta incapacidad para establecer contacto visual, sino que las cosas que decían, me resultaban de lo más extrañas e inverosímiles, por lo que no pude evitar pensar que algo terrible les había sucedido.

Desde ese momento me mantuve alerta, ya que estos invasores realizan ciertos comentarios normales para despistarte. Por ejemplo, mostraron su rechazo por la política exterior del Presidente Fox. En ese instante estuvieron a punto de ganar mi empatía, pero algo en su lenguaje corporal tan rígido, algo en su medallita de la virgen de guadalupe, me advirtió que desconfiara.

Y no estaba equivocada. La conversación que después tuvo lugar no hizo más que confirmar mis sospechas. Me preguntaron sobre la inseguridad en Lima, a lo que repondí que en ese aspecto, me sentía mucho mejor aquí en Perú, que en México, debido tal vez al tema del narco.
Ellos me miraron, bueno, no me miraron directamente, sino que con las cuencas de los ojos prácticamente vacías, su boca hizo una mueca de desconcierto, agregando que en México el tema del narco no afecta a la sociedad civil. Mi cuerpo, instintivamente, dio un salto hacia atrás, estaba segura de que en cualquier momento me escupirian, contaminandome y convirtiéndome en uno de ellos.
"27 asesinatos en México en 24 horas" esa noticia aparece el día de hoy en el periódico El País.
"CNDH: 45 periodistas asesinados de 2000 a la fecha", nota de La Jornada, también de hoy.
Y estas son solamente las noticias de los periódicos.
Este año pasé tres meses en Guadalajara, y la sensación de inseguridad había aumentado de manera considerable desde mi última visita. Me sorprendí al ver como la gente se ha acostumbrado a vivir en un medio tan violento. Tengo más de seis años viviendo fuera de Jalisco, y el panorama que me resultaba desolador.
Persecuciones en avenidas transitadas, donde los ocupantes de camionetas lanzaban granadas a su paso. La admiración creciente de la población por la cultura del narco; desde la ropa, la música, las camionetas, la actitud desafiante ante la menor provocación. El simple hecho de sentirte impotente cuando un Hummer se pasa un alto, o se pone en doble fila, y no poder decir nada, por el miedo de que te saquen una pistola.
Los dos usurpadores de cuerpos agregaron que está muy bien que los narcos se maten entre ellos, y que por supuesto, el norte no es México. Mi instinto de supervivencia me hizo ponerme de pie. Me disculpé diciendo que estaba muy cansada, y me encerré en mi habitación, muerta de miedo. Al otro día se fueron. Mi pareja tampoco había sido contaminada, quizás es inmune, ya que él pasó más tiempo en su presencia. Quien sabe.
Llamaron desde Cuzco. Cuando les preguntamos que les parecía la ciudad, con una voz metálica y carente de emoción alguna, simplemente respondieron : "Pobre"



2 comentarios:

jorkas dijo...

Definitivamente estoy muy cercano a esa historia, ahora, la comparación con la película la hace mas real aún, no hay mejor manera de explicar lo que aconteció esa noche.

j

wawa dijo...

pude sentir el vacio que van dejando a su paso...