martes, 16 de junio de 2020

Ser madre en tiempos de COVID



Me levanté temprano, con el firme propósito de ser una buena madre. "Hoy sí lo logro" me decía. "Hoy no perderé la paciencia" me repetía una y otra vez al caminar hacia su cuarto.

Tomé el material Montessori que me dieron en su escuela, e intenté ponerme a trabajar con él. Observando sus intereses, a su ritmo, todo como me recomienda la guía de su escuela.

Nada funcionó. No se interesó en ninguna de las láminas ni en ninguna de las actividades.
Respiré hondo.

Saqué las crayolas y tomé un dibujo de animales de la selva. Tampoco. Se le rompió la crayola y comenzó a llorar.

¿Cómo es eso de la vida práctica? me pregunté. Pensé que hacer granola podría ser una actividad educativa y podríamos desayunar eso después. Podría ser divertido.

No tenía idea. La cría se negó a mezclar, revolver, o tan siquiera observar cómo se hace la granola. En lugar de eso, se puso a patalear, golpear y exigir que le prendiera la televisión.

Le prendí la televisión. Le di de desayunar cereal con leche.

¿Y yo? Yo me quedé observando la charola con granola en el horno. Con ganas de meter la cabeza dentro.

Soñando con el día que vuelvan a abrir las escuelas.