viernes, 22 de enero de 2016

Semana 20. El IMSS o El Día de la Marmota


Dicen que la primera impresión es la más importante y eso es lo que me pasa cada vez que mi Doctora me recibe. Cada vez, es como si fuera la primera vez que me ve. Siempre pregunta: ¿Es tu primer embarazo? ¿Ya habías venido a chequeo? ¿Esa cicatriz es porque te operaron del apéndice?. 
Debo decir que mis parlamentos cada vez me salen mejor: "Si, es mi primer embarazo" "Si, me operaron del apéndice hace tres años".

Ella se queda muy complacida en cada ocasión y yo salgo y le doy las gracias a su secretaria Karlita, la cual siempre está comiendo un pelón pelo rico, o alguna otra golosina. Yo le sonrío y le digo "Que tengas linda semana". Porque he aprendido que en el IMSS, no hay nadie más importante que las secretarias y las enfermeras. 

Como cometí la osadía de embarazarme después de los 35 años, formo parte del protocolo de "embarazo de alto riesgo" y me asignaron infinidad de citas con múltiples especialistas, y ahí voy, de un consultorio a otro, sonriéndole a las secretarias y a las enfermeras. Todo el día sonrío y hago buena cara aunque no tenga ganas. 

También me dijeron que en el IMSS nadie te dice nada y no debes preguntar nada; solamente seguir los horarios que dicta tu tarjetón. Y fue así llegué a la oficina del dentista, y cuando menos me di cuenta, estaba en medio de una escena de Sweeny Todd. Sangre botaba de mi boca y el dentista seguía hurgando en mi boca con un instrumento de tortura. Él dice que me hizo una limpieza. Yo digo que está loco si piensa que voy a regresar a mi siguiente cita. 

Hay infinidad de personajes, como la viejita de Trabajo Social, la cual me preguntó si ya tenía método anticonceptivo para utilizar después de nacido mi hijo. Cuando le dije que mi marido y yo nos habíamos decidido por la vasectomía, casi le da un infarto. Cuando se recuperó de la impresión, me dijo que a los hombres no les gustaba ese método porque les quitaba su virilidad, que porque mejor no me operaba yo. Yo sonreí. 

En cambio, el chico que pone las vacunas, es amabilísimo,  y muy  glamoroso. Me puso mis vacunas mientras yo observaba los tatuajes de sus dedos, los cuales formaban la palabra LOVE. 

El IMSS es sinónimo de filas. Filas para la Farmacia. Fila para los análisis. Fila para ver al Jefe de Piso. Filas, filas y más filas. 

Y cada vez que llego a hacer fila, las personas me observan como bicho raro. Soy "la anciana embarazada". La Señora Santa Ana. Y es que si miro a mi alrededor, a las únicas embarazadas que veo son adolescentes. Chicas de no más de 18 años, algunas que parecen de quince, todas con sus estómagos prominentes. Al verlas pienso que urge una campaña masiva de entrega de condones, y estoy perdida en esa reflexión, cuando Mago, la enfermera que me asignaron pronuncia mi nombre para que pase a consulta y me recibe diciendo: "Ay que cansada estoy y apenas son las 10 de la mañana. Me urge irme a desayunar". 

Yo sonrío, simplemente sonrío y luego suspiro. Todavía me faltan tres consultas el día de hoy.