sábado, 25 de julio de 2015

La Intensa

“No seas intensa”. “Ya sabes cómo es acá”. “Ya no te enojes, mejor tómalo a broma”. “Aquí no es Nueva York”.
Esas son frases que he escuchado desde que regresé hace un mes y cinco días después de haber vivido dos años fuera de Guadalajara. 
Y estoy segura que las personas que me las dicen lo hacen con la mejor intención.
Pero creo que si en la historia de la humanidad no hubiéramos cuestionado lo establecido, si nos hubiéramos conformado con el estado de las cosas, muy probablemente las mujeres seguiríamos recogiendo frutos y los hombres cazando bisontes.
Está bien enojarse y pensar que las cosas podrían ser diferentes. En una época las mujeres no teníamos derecho al voto. En una época era impensable que las mujeres estudiaran una carrera o que tan siquiera pensaran en trabajar fuera del hogar. Hace no tantos años los matrimonios interraciales estaban prohibidos. Y el día de hoy en Guadalajara se celebra una marcha supuestamente a favor de los niños, no siendo otra cosa más que una marcha en contra de las uniones diversas organizada por un grupo de personas que promueve el odio y la discriminación.
No tengamos miedo de ser “intensos”.  
Y no me refiero a la intensidad solamente en redes sociales sino en nuestras conversaciones diarias con amigos y familiares. La sensibilización comienza en casa y cada acción cuenta.
Si mi amigo utiliza expresiones homofóbicas, racistas o clasistas, está bien hacérselo saber.
En una ciudad como Guadalajara, muy probablemente y para ser honesta,  te quedes sin el amigo.
Pero en el fondo ¿quién quiere tener un amigo homofóbico, racista y clasista? Yo no.