miércoles, 1 de abril de 2009

MILK


No tomo leche. No me gusta la leche. No soy intolerante a la lactosa ni nada por el estilo, pero el simple recuerdo de mis primos tomándola directamente de la boca de la botella de Sello Rojo, me provoca náuseas.

Es por eso que me resulta curioso que la semana pasada me haya quedado fascinada por "The Milk of Sorrow" título que le han dado a la película de Claudia Llosa en inglés, y esta semana no pueda dejar de pensar en "Milk", la última película de Gus Van Sant.

Al intentar describir la sensación que me produce este film, no puedo sino caer en obviedades. Es una película inspiradora. Es una película esperanzadora, y sobre todo, didáctica. Debería ser proyectada en escuelas, colegios, secundarias, preparatorias y universidades. Es una lección de tolerancia, algo que tanta falta nos hace en todo el mundo, especialmente en Latinoamérica; y no estoy hablando sólo del tema de la homosexualidad, que dicho sea de paso, era considerada "delito" en Ecuador hasta 1998.

Era muy triste observar a las personas de la sala sintiéndose incómodas por las escenas románticas entre dos hombres. Se movían en sus asientos, se ponían a hablar, hubo incluso algunos que se aclaraban la garganta. La mentalidad de la sociedad limeña salía a relucir cuando se reían durante escenas que no pretendían ser graciosas, simplemente por el hecho de que había gays en ella. Al lado de mí había un grupo de tres chicas que se la pasaron cuchicheando entre sobre los ademanes de los gays del film. Era como si en Lima todavía estuviéramos en la época en la que Harvey Milk inició su activismo a a favor de los derechos de los homosexuales.

Resultaba aún más aterrador ver que nadie hacía ningún bufido de reproche, o indignación, cuando en una parte de la película, el Senador Briggs lanza una propuesta de ley para que los maestros homosexuales fueran removidos de sus puestos. El escuchar a Anita Bryant decir que no se les puede dar derechos a los homosexuales, porque sería como darles derechos a los criminales o a las prostitutas, sentí que no era una película lo que estaba observando, sino que me encontraba en mi casa mirando un noticiero peruano, o una conversación entre dos señoras en el Wong.

Y es que justo antes de entrar al cine, había ido a pasear a mi perro acompañada de la hija de mis vecinos. En determinado momento, le pregunté por el nombre de su nueva nana, ya que me había fijado que una chica nueva había entrado a trabajar a su casa. La niña, de apenas siete años, me comenzó a contar una historia. Me dijo que ya no iban a tener empleada por una nueva ley que había salido. Me quedé intrigada, y mientras limpiaba uno de los cakes de mi perro, le pregunté un poco más. Me dijo que había salido una ley dónde las empleadas podían comer en la mesa con la familia y no en la cocina; y que además, podían meterse a la piscina con la gente "normal". Que su tía ya le había dicho que un día en la playa la empleada se había metido con bikini a la misma piscina que ellos usan. Yo estaba impactada. La niña no se lo había inventado, evidentemente había escuchado todas esas cosas en su casa y se había creado su propia versión de los hechos, pero el trasfondo de todo esto me parecía aberrante. Para rematar, me dijo que mejor ya no iban a tener empleada, porque ellos no estaban de acuerdo en que la empleada comiera con ellos, que eso no les gusta, así que mejor la iban a correr.

Al ver la intolerancia, racismo y discriminación hacia los homosexuales en los años setentas en los Estados Unidos, no pude sino pensar en Lima.
En Perú corre el año 2009, pero en mentalidad, seguimos en la edad media.

Por lo pronto, para trabajar en mi tolerancia, me serviré un gran vaso de leche fría.

A tu salud, Mr. Harvey Milk.


jueves, 26 de marzo de 2009

La Teta Asustada


A pesar de que en Berlín tenía boletos para ir a ver "La teta asustada", algo pasó, y entre una cosa y otra no pude ir.

El lunes hice la única cosa inteligente que me quedaba por hacer después de haber tenido un día terrible. Crucé la calle y me metí al cine a ver "La Teta Asustada"

Para ser un lunes, me quedé totalmente sorprendida. La sala estaba abarrotada. Me dio gusto.
Las luces se apagaron y la película empezó.

Desde el primer instante, sus imágenes me cautivaron. Es una película poética, intimista, donde la belleza de la protagonista te deja hipnotizado. La manera tan sutil que tiene la directora de hablarte de temas tan importantes como el racismo y el clacismo en el Perú, me fascinó.

La historia camina de manera pausada, sin prisas, como si acompañáramos a Fausta, la protagonista, en este proceso doloroso al que se enfrenta después de la muerte de su madre.

Me emocioné de manera física. La directora te hace sentir la vulnerabilidad a la que estás expuesta por el simple hecho de ser mujer. Comienzas a tener miedo, como Fausta. Las lágrimas escurren por tus mejillas, para acompañar a Fausta. Es casi como si estuvieras viendo a través de la mirilla de una puerta, te sientes curioso de entrar en esa intimidad, dónde la protagonista se mueve como si estuviera muerta en vida, porque "no tiene alma"

Hablar de la voz de Magaly Solier, y la manera en que canta en quechua, merece un artículo aparte. La dinámica social en los barrios de los conos de Lima, me hizo recordar México. La manera en que la cultura andina intenta mantener sus tradiciones en un ambiente que les resulta hostil, me hizo recordar a los asentamientos rarámuris en la ciudad de Chihuahua.

La película es local, pero a la vez es global.

Cuando las luces se encendieron, estaba sumamente emocionada, podrá parecer exagerado, pero estaba físicamente temblando. Al parecer, era la única persona que se sentía de esta manera. Toda la sala se puso inmediatamente de pie en cuanto aparecieron los créditos. Los comentarios que alcanzaba a escuchar no eran para nada positivos. Decían que era aburrida, terrible, lenta, mala, fea. Yo quería entender la razón de sus comentarios ¿habíamos estado viendo películas diferentes? Pienso que si. En determinado momentos del film, cuando la directora muestra escenas del clacismo limeño, las personas a mi lado se reían. Para mí no había nada gracioso en aquella actitud racista, pero al parecer, este film no es apto para personas de este barrio. Y ahora que lo pienso, es realmente otra película analizar a estas personas rubísimas de Miraflores y San Isidro, observando un film protagonizado por una "cholita", como ellos las llaman despectivamente. Ellos están acostumbradas a tenerlas de empleadas, de nanas. No entienden qué es lo que le ha pasado al mundo si ahora una chica de Ayacucho puede estar en la pantalla grande.

En fin. Es una película que hay que ver. No porque haya ganado la Berlinale, ni porque todo el mundo esté hablando de ella. Para mí, es un film que vale mucho, muchísimo, la pena.

Por cierto, la fotografía del blog fue tomada en Berlín y es de mi amigo Henry Gates, participante peruano del Talent Campus.


lunes, 9 de marzo de 2009

Girl Power


Hace más de un mes que regresé de Europa. En un mes pueden pasar muchas cosas. También es verdad que hay meses en los que nada trascendente ocurre.

Marzo del 2009 no fue el caso. Rápidamente me vi obligada a superar mi jet lag, ya que la misma semana de mi llegada tuve que lidiar con burócratas mexicanos, atender la enfermedad de mi perro, terminar de llenar las solicitudes de dos convocatorias de guión, pasear con mis amigas que estaban de visita en la ciudad, y por si esto no fuera poco, tuve que convertirme en enfermera de la noche a la mañana. Así como lo escuchan.
Mi marido, quien no se percata de que ya no es ningún jovenzuelo para andar jugando cascaritas, hace un par de semanas decidió participar en un partido de futbol. Ese día yo había ido a ver la película"El Che" de Soderbergh. No despegué la vista de la pantalla ni un minuto. No soy una gran admiradora del cine de este director, creo que está sobrevalorado, pero debo decir que la primera parte de este proyecto me gustó. Benicio del Toro está grandioso en este papel.
Regresé del cine muy satisfecha, todavía pensando en la fotografía tan interesante del film, y el increíble parecido de Benicio con el Che; cuando, al abrir la puerta de mi departamento, supe que algo andaba muy mal. Mi marido yacía acostado en el sofá, con un yeso que le llegaba hasta la rodilla. "Lo siento, salté para dar un cabesazo, y cuando caí se me dobló el pie. Pero metí un gol" Confieso que mi primer impulso fue sentir compasión por él. Le debía estar doliendo mucho, y , después de todo, los accidentes pasan cuando uno menos se lo espera.

Al décimo día de estarlo cuidando, mi compasión se había agotado por completo.

Lo sé, soy una mala persona. Si el infierno existiera, yo me iría directito a él, sin escalas en el purgatorio.

Mi marido no podía hacer nada por si mismo. ABSOLUTAMENTE NADA. ¿Saben lo que les quiero decir? Significa que yo tenía que levantarme, pasear al perro, regresar, hacer el desayuno, poner la mesa, recoger la mesa, lavar los trastes, ayudarlo a ducharse, ponerle la ropa, calentar el agua para su terapia; para después poder ducharme yo y posteriormente ir al súper, regresar a hacer la comida, poner la mesa, recoger la mesa, lavar los trastes, pasear al perro, ir a la lavandería, hacer la cena, poner la mesa, recoger la mesa, lavar los trastes, pasear al perro de nuevo. Todo esto cuando no había alguna actividad extra, como llevar al perro a la veterinaria, pagar la luz o el teléfono.

Mientras corría de una actividad a otra me preguntaba: ¿Será que todo lo del Talent Campus en Berlín fue solamente un sueño? ¿Estaré dentro de una de esas comedias de Hollywood, dónde el personaje despierta y toda su vida ha cambiado radicalmente? Si ese era el caso, sólo rogaba que no me encontrara en "El día de la Marmota". Pero los días pasaban y yo seguía en la misma situación. Mi día consistía en levantarme, pasear al perro, regresar, hacer el desayuno, lavar los trastes, ETCETERA, ETCETERA, ETCETERA.

Pero como en toda película de Hollywood, donde los personajes son puestos en determinada situación para aprender algo, toda esto me llevó a ver las cosas claramente. No se si habrá sido el olor de los químicos que utilizo para lavar el baño, pero puedo decir que tuve un momento de iluminación. Mientras raspaba el sarro de los azulejos de la ducha, me di cuenta de que esa no era mi vida. Y de lo feliz que estaba de que esa no fuera mi vida. Y me puse a pensar en todas las generaciones que tuvieron que pasar para que la mujer dejara de ser simplemente un ama de casa al servicio del hombre, todas las mujeres que lucharon por hacer valer los derechos del sexo femenino, todas las mujeres que se atrevieron a decir que también tenían una cabeza pensante, todas las mujeres que se rebelaron y se siguen rebelando ante las etiquetas que la sociedad les impone.

Toda la sabiduría que te puede brindar Maestro Limpio...

Para esas mujeres, que no se conforman, que cada día me inspiran a ser mejor y realizarme como persona; para esas mujeres que se rebelan ante los roles que la sociedad les impone; para las mujeres que deciden ser madres y esposas por convicción y no porque eso es lo que toca; para esas mujeres que saben que no necesitan un hombre a su lado para validarse como personas, una felicitación muy pero muy atrasada por el Día Internacional de la Mujer.

Mi marido ya puede caminar. Yo he vuelto a mi rutina de la escritura. Pero de toda esta experiencia, he aprendido algo. Ahora sé que siempre que necesite recordar quien soy yo, me pondré a limpiar con químicos en espacios poco ventilados.











miércoles, 4 de marzo de 2009

Ciudadanos del Mundo


De vuelta a mi vida cotidiana. Ahora las ideas se van aclarando, respiro tranquila y veo mi pequeño y ruidoso apartamento. Se siente bien estar de regreso.

Leo "El Comercio" intentando ponerme al día con la realidad nacional. Claudia Llosa ocupa toda una plana del periódico. Es curioso lo que ha pasado con esta directora y su película.

En el Talent Campus, podías sacar entradas al cine de manera gratuita, solamente había que llegar temprano a hacer unas colas que a veces parecían interminables, sobre todo después de una noche de juerga. Yo saqué mi entrada para ir a ver "La Teta Asustada" . Me interesaba ver un film de una directora peruana, ahora que estoy viviendo en el país. A final, entre tantas actividades, no pude ir al cine. Cuando regresé al Hostal, una chica de Jordania, la cual formaba parte del Documentary Station, me dijo que había visto una película maravillosa. ¿Cuál? le pregunté interesada. Ella pronunció algo así como: "Lai teeitau aisustara". No le entendí. Me mostró el programa. "Ah, L-a T-e-t-a A-s-u-s-t-a-d-a" le dije. Ella comenzó a alabar el film.

Me dijo que le había resultado maravillosa, visualmente muy hermosa y que había salido del cine con la grata sensación de haber visto algo que había valido la pena. Me sentí mal de no haber podido ir. Esta chica fue seleccionada con un proyecto de Documental sumamente poético e íntimo, el cual me encantó cuando lo presentó. Si a ella le había gustado, seguramente había algo interesante en el film.

Seguí caminando y me topé con una compañera del Script Station, una finlandesa que participaba con un guión bastante bueno. Me dijo que acababa de llegar del cine, de ver una película, la cual no había entendido muy bien, pero que sin embargo la había dejado pensando. Me señaló el nombre en el programa. La Teta Asustada. Emocionada, me dijo que era una película extraña, donde la protagonista lleva una papa dentro de su vagina. Mencionó que no había entendido muy bien la historia, pero que sin embargo, era de una poesía que te hipnotizaba.

De nuevo me arrepentí de habérmela perdido. Ése mismo día, supimos que había ganado el premio de la Crítica, y el último día, leímos el fallo del jurado. "Lai Teitai Asustara" había ganado el Oso de Oro a la mejor película.

Yo no he tenido la oportunidad de verla, lo haré la semana que entra cuando se estrene en Lima, ya que quiero forjarme mi propio punto de vista. Por ahora no puedo decir si es buena o mala y no voy a caer en polémica respecto a la clase social de la cual proviene su directora. No se cuantas cosas tengan en común una mujer de Jordania y una Finlandesa, pero si la Claudia LLosa logró que dos mujeres de realidades tan diversas se pusieran de acuerdo en que su película era digna de verse, algo bueno debe haber hecho. Ya se los diré la próxima semana.

Lo que más me llamó la atención, es como los medios de comunicación en Perú, después de que la película ganó, han exaltado el hecho de que es una película peruana. Lo siento, pero en el programa oficial de la Berlinale, venía dentro del apartado de España, puesto que ellos pusieron absolutamente todo el dinero para la producción. La Directora es peruana, eso si, pero me parece que lo que menos tuvo fue apoyo de su país para poder dedicarse al cine.

En el Talent Campus había un chico y una chica, también peruanos, que habían sido seleccionados para participar. Cuando les pregunté cuál había sido el apoyo de su país para poder asistir, me miraron con cara de signo de interrogación, hasta que finalmente, el chico me dijo: "Ah, fueron por mí al aeropuerto" . Esto te habla del "interés" que tiene el país en sus nuevos talentos. Para estos chicos es un mérito digno de mencionarse el haber sido seleccionados, ya que, y sin temor a equivocarme, no existe una Escuela de Cine propiamente dicha en todo el país. Comparando con el apoyo que recibieron los participantes de otros países, el gobierno de Brasil les pagó a sus seleccionados los vuelos de avión, y de esta manera, pudieron recibir el apoyo de la Berlinale como viáticos. A los peruanos solamente los recogieron del aeropuerto, ah y supongo que habrán tenido alguna cena por ahí, no estoy segura.

Así que bueno, ya que Claudia Llosa gana, ahí si es bien peruana, y ahí si todo el mundo apoya al "Cine peruano" y a sus cineastas . Es simplemente vergonzoso.

Ninguno de estos tres peruanos debería hablar en representación de su país. El país de nacimiento te toca como en la lotería. Tendrían que hablar en representación de ellos mismos, de su persona, de su creatividad y de su esfuerzo, no de un país que se dedica a cerrarles las puertas, y cuando ellos, gracias a sus propios méritos, logran entrar por la puerta grande, entonces Perú si que saca del armario, oliendo a naftalina, la empolvada alfombra roja.


lunes, 2 de marzo de 2009

Bienvenida a la tierra


Apenas estoy aterrizando... y eso que hace una semana que me bajé del avión.

Es increíble como tu cuerpo llega a la ciudad de destino, pero tu mente se queda en un lugar intermedio, en un espacio paralelo en el que no entiendes nada. Sabes que ya llegaste porque el clima es diferente, los taxis son diferentes, el paisaje es otro, pero tu espíritu simplemente no te acompaña, se ha quedado en atrapado en el cielo, entre alguna nube esponjosa y no se dio cuenta de que el avión ya había bajado su tren de aterrizaje.

En fin. Hoy por fin mis dos mitades se han reencontrado, y estoy sentada en mi escritorio, moviendo los deditos de mis pies desnudos, disfrutando del calor limeño. Es genial poder tener las ventanas abiertas, y no llevar encima cinco capas de ropa, como tuve que hacerlo las tres primeras semanas de febrero.Fuí seleccionada para participar en el Berlinale Talent Campus, en la sección de Script Station. Todavía no me siento capaz de expresar con palabras la maravillosa experiencia que viví, tanto a nivel personal y profesional; realmente siento que es un "turning point" en mi vida, y de hecho, ese era el lema del Talent Campus de este año.


Es muy gracioso como las personas se hacen diferentes expectativas de lo que significa acudir a un evento de esta magnitud, por lo que la situación que he vivido desde que regresé ha sido más o menos la siguiente. Me preguntan que tal me fue en el Festival de Cine de Berlín. Les digo que muy bien, que excelente. Siguiente pregunta. ¿Fuiste a la premiación, a la entrega de los osos? Les respondo que no. Ahí su rostro empieza a cambiar. ¿Y viste a algún famoso? mi primera reacción es decir que no. Luego lo pienso bien y les digo que si, que a David Hare, guionista de The Reader y Las horas, que de hecho es la mejor conferencia a la que asistí en todo el Campus. Su expresión no cambia en lo más mínimo. Hago memoria y, emocionada, les digo que fui a una conferencia de Wim Wenders. Ni una sonrisa, ni un comentario. Nada. Tal vez si en lugar de a la Berlinale hubiera ido al vaticano y hubiera tenido una audiencia papal con Mazinger Z, es decir, Ratzinger alias Benedicto, la respuesta sería mucho más calurosa, pero estos personajes que menciono no venden. En este momento la mayoría cambia de tema, pero algunos, los más osados, me preguntan que cuantas películas vi. Cuando respondo que ninguna, que no me dio tiempo porque el programa del Script Station y del Talent Campus era muy intenso, pierdo absolutamente a mi interlocutor, quien me mira con una cara, como diciendo: Si esta no fue al cine, no fue a la entrega de los osos y no vio a ningún famoso, entonces ¿A qué fue?

Yo intento disculparme, diciendo que si tenía boletos para algunas películas, pero que no tuve tiempo de ir, pero da igual. En este momento ya nadie está interesado en lo que tengo que decir, y yo me quedo con todas las maravillosas historias y momentos que viví, guardados en mi interior.

Pero cuando paseo a Puno, y veo el mar, y siento el sol en mi espalda, se que ya no soy la misma. Mi perro lo sabe, y es por eso que no me reconoció cuando crucé la puerta de mi departamento hace una semana, en la madrugada.

jueves, 15 de enero de 2009

Favor de no pisar las flores


De vuelta en Lima después de haber pasado tres semanas de vacaciones.

El cielo ha abandonado su tono gris habitual , y la ciudad se percibe de manera diferente. El que parece más a disgusto con el regreso a casa, es mi perro Puno. Este calor pegajoso no parece gustarle mucho.

En mi guía del planeta solitario, encontré una definición perfecta de Cusco: " Ciudad que estuvo dominada por el imperio Inca y posteriormente por los conquistadores españoles; pero en el siglo XXI, no hay duda alguna de quien manda en ella: el turismo"

Es impresionante como en esta ciudad todo gira alrededor de esta actividad: restaurantes, cafés, hoteles, bares, discotecas, excursiones, tiendas de artesanías, ropa de alpaca, etc. Supuestamente, Diciembre es un mes de temporada baja, pero si es así, no puedo ni imaginarme como será el movimiento durante la temporada alta. Tuve la gran suerte de que la amiga que muy amablemente nos hospedó (con todo y perro) vive en un barrio de gente "normal", a sólo quince minutos del centro, donde podías relacionarte con cuzqueños, fuera de la vorágine turística.

En uno de nuestros paseos por la Plaza de Armas, que es en verdad muy linda, tuvimos una experiencia que creo que retrata hasta que punto la ciudad intenta ser un retrato de fotografía postal para el disfrute de los turistas.

Caminábamos con Puno, disfrutando del paisaje, y mirando a las personas pasar, cuando de pronto, escuchamos el sonido de unos pasos que se acercaban rápidamente. Nos giramos, y nos dimos cuenta de que un policía perseguía a alguien. Acto seguido, más uniformados se le sumaron, hasta alcanzar su objetivo. Para ese momento, todas las personas que estábamos en la plaza, mirábamos sorprendidos la escena, por un instante pensé que habían agarrado al jefe de los Zetas o por lo menos al Cardenal Sandoval Iñiguez, que quizás estaría haciendo turismo en Perú. Pero no. Entre varios policías, traían a un adolescente, el cual lloraba e intentaba zafarse. En una mano, cargaba su cajón para bolear zapatos. Lo llevaron hasta una esquina, fuera de la plaza. Tres camionetas llegaron con la sirena encendida. Nosotros, junto con otras personas, nos acercamos a ver que sucedía. De entre ellas, se escuchó el grito de un cuzqueño:
¡Déjenlo, abusivos! ¡Es un niño! , ¡Veinte policías jaloneándo a un niño! ¡Pónganse a trabajar!

En este momento, los uniformados nos miraban desde la otra acera, sorprendidos. El niño lloraba, y solamente les pedía que no le quitaran su cajón. Algunas personas se pusieron a grabar la escena con su celular, quizás para poder denunciar posteriormente, no lo sé.
Finalmente, lanzaron el cajón a la calle y lo subieron dentro de una camioneta de policía. Las personas continuamos gritando desde la Plaza.

Cuando unos policías regresaron y pasaron junto a mí, como siempre me pasa, no pude contenerme y comencé a gritarles. Un uniformado me miró con unos ojos que pensé que me iba a golpear. Estaba sumamente molesto, y me dijo: "Usted no sabe lo que hizo este niño" acto seguido, el policía, inflando el pecho, me dijo de la manera más ufana: "Pisó las flores"

Yo no podía creerlo. Miré a mi alrededor. La Plaza de Armas de Cusco tiene pequeños jardines con flores ornamentales. Cada uno de los días que pasé por ahí, había jardineros dándoles mantenimiento. "Pisó las flores". Eso fue razón suficiente para que un grupo de policías adultos persiguiera, golpeara, jaloneara y privara de su fuente de ingresos a un niño.

Me alejé de ahí con un nudo en la garganta. Esas son las cosas que se hacen en pos de "dar una buena imagen al turismo". Podías ver a los niños boleadores por todo Cusco, intentando trabajar, al tiempo que tenian que cuidarse a cada minuto de los policías.

Es como si Perú te dijera: "Estos niños dan mala imagen. No vaya a ser que los extranjeros piensen que aquí hay trabajo infantil, mejor los golpeamos para que no los vean"

Hay muchas más imágenes de Cusco, pero debo decir que, sin lugar a dudas, esta fue la que se me quedó más grabada.